Ya desde muy joven, Marie-Elisabeth Lüders, curiosa, ávida de educación y segura de sí misma, luchó contra las limitaciones de sus oportunidades como miembro del sexo femenino. Sus padres eran de mentalidad liberal, pero como mujer estaba sujeta a la concepción tradicional de los roles.

Como niña, se sentía inferior a los chicos porque no se le permitía aprender tanto como a ellos. Como niña deportista y alocada -ningún árbol estaba a salvo de su habilidad para trepar, se ganaba el dinero de bolsillo montando en bicicleta por Kurfürstendamm-, se deslizó por las barandillas de su casa desde el último piso y conoció al destacado liberal Eugen Richter porque la regañó. Los dos profundizaron su amistad en paseos regulares, en los que discutían de política. De niña, Lüders leía regularmente el Vossische Zeitung. Cuando su padre le preguntó qué le parecía tan interesante, ella contestó: "Puedes leer lo que hace el emperador cada día (¡informe de la corte!) y lo que quiere la gente, por qué lo quiere y qué dicen los demás al respecto". Richter confirmó: "¡Lástima que no seas un chico, entonces todo sería muy fácil! El instituto, la universidad, los exámenes, etc., y entonces quizá podrías dedicarte a la política". Pero, en su opinión, el mal básico de no ser un chico no tenía remedio. Marie-Elisabeth Lüders no estaba dispuesta a aceptarlo. Por iniciativa propia, intentó matricularse en un instituto. El director la rechazó con el argumento de que no era para chicas y que no entenderían lo que allí se enseñaba. Su protesta porque sus hermanos no eran más listos que ella no convenció al director.

Lüders describió así sus perspectivas al acabar la Höhere Töchterschule: "Cuando aún no había cumplido los dieciséis años, me enfrentaba al comienzo de una vida que muchos miles de hijas llamadas 'superiores' estaban condenadas a llevar hasta que se casaran o hasta que (...) 'se quedaran quietas'. Esta vida aparentemente hermosa pero sin sentido y sin rumbo, llena de vida social, viajes, jugar al tenis, montar en bicicleta, montar a caballo, patinar, tocar el piano con diversos grados de talento, algunas clases de pintura y canto, sastrería, clases de cocina y visitar exposiciones de arte, etc., ofrecía pocas perspectivas de progreso intelectual". En cuanto a las opciones profesionales, sólo tenía la poco atractiva posibilidad de elegir entre ser dama de compañía, institutriz o enfermera. "La acompañante tenía suerte si la 'señora' la llevaba de viaje con ella, la institutriz si los niños eran razonablemente obedientes, y la enfermera si, al final de su duro y abnegado trabajo, se le ofrecía una plaza en una casa madre o en un hogar espiritual". Así que primero tomó clases de canto, aprendió fotografía y asistió a una escuela de economía doméstica.

Se presentó a innumerables anuncios sin que sus padres lo supieran. Finalmente, encontró trabajo como profesora ayudante en Weimar. Allí entró en contacto con destacadas representantes del movimiento feminista, un encuentro que determinó el curso de su vida. "Era un círculo de mujeres intelectualmente sofisticadas y muy cultas. Las que la rodeaban calificaban (...) sus aspiraciones como propias de unas 'solteronas malhumoradas'. Después de las dos guerras mundiales, ¡se contaban por millones! Ninguna de ellas era 'malhumorada'". Cuando asistió a una asamblea general de la Federación de Asociaciones de Mujeres Alemanas (BDF) en Wiesbaden en 1901 y poco después se afilió a la BDF, se abrió ante ella un mundo completamente nuevo e ilimitado, que había estado buscando inconscientemente durante años. "Estas mujeres eran muy diferentes de cómo se las representaba en público. No eran ni radicales ni sentimentales; hablaban con calma, respaldaban sus afirmaciones y las reivindicaciones derivadas de ellas con ejemplos de la vida, con los resultados de la investigación científica y con material estadístico."

Estas mujeres, que habían luchado por su formación académica a pesar de todos los obstáculos y adversidades, se convirtieron en modelos para Lüders. Pero le esperaba un camino largo y pedregoso, con un exceso de trabajo sin descanso y soportando los prejuicios de maestros, profesores y compañeros contra ella como estudiante. En 1908, la Universidad de Berlín permitió a las mujeres matricularse y Lüders empezó a estudiar Económicas ese mismo año. Para ello necesitaba una licencia especial, ya que aún no había aprobado el bachillerato. Paralelamente a sus estudios, cursó el bachillerato humanístico como alumna externa hasta 1910. En su tesis doctoral de 1912 examinó los fundamentos jurídicos y económicos del trabajo remunerado de las mujeres.

Marie-Elisabeth Lüders ya había regresado de Weimar a Berlín en 1902 para trabajar como voluntaria durante unos años en los "Grupos de niñas y mujeres para el trabajo de ayuda social", dirigidos por Alice Salomon. Se sumergió en los barrios obreros de Berlín, que hasta entonces le eran ajenos, con su pobreza y sus precarias condiciones de vivienda y de vida, y se vio obligada a enfrentarse a la "cuestión social". Tuvo que aprender todo lo necesario para ejercer ella misma el trabajo social en la práctica. Aún no existían escuelas sociales para mujeres con formación profesional. En 1909, Lüders y Josephine Levy-Rathenau fundaron la "Asociación para la Formación Artesanal y Profesional de la Mujer".

Desde 1850 hasta la reforma de la ley de asociaciones y asambleas de 1908, las mujeres tenían prohibido afiliarse a asociaciones políticas y asistir a reuniones políticas. Con la posibilidad de organizarse políticamente, las mujeres tenían muchas más posibilidades de luchar por sus derechos. Lüders se sintió interpelada por la arrogancia y la ignorancia de los diputados: "Los discursos y las carcajadas con que los 'representantes del pueblo' (...) acompañaron la aprobación de esta ley, decisiva para nosotras, me empujaron más que a muchas otras al camino político". Al igual que Gertrud Bäumer, Marie Baum y otras representantes del movimiento burgués de mujeres, se afilió a los liberales de izquierda. Su motivación para el compromiso político fue la experiencia de la "contradicción entre las aspiraciones humanas de las mujeres en el orden social y el mundo laboral dominados exclusivamente por hombres y su posición real".

En 1912, Lüders fue una de las primeras mujeres en incorporarse a la administración de la oficina de vivienda de Berlín-Charlottenburg, un puesto remunerado tras años de trabajo social no remunerado. Durante la Primera Guerra Mundial, se trasladó a la administración civil alemana en la Bélgica ocupada para crear un centro de ayuda a las mujeres belgas. En 1916, a propuesta de la BDF, fue nombrada jefa del nuevo departamento femenino del Ministerio de Guerra prusiano. En aquella época era el cargo más alto de la función pública para una mujer. Su tarea consistía en reclutar trabajadoras para cubrir los puestos de trabajo dejados por los hombres debido a la guerra. En el último año de la guerra, Lüders abandonó su puesto en el ministerio en conflicto con sus superiores masculinos. Asumió la dirección de la Academia Femenina del Bajo Rin en Düsseldorf, un centro de formación para el trabajo social, hasta 1922.

Miembro del DDP desde noviembre de 1918, Marie-Elisabeth Lüders sustituyó al fallecido Friedrich Naumann en la Asamblea Nacional constituyente de 1919. Esta elección fue la primera que incluyó a mujeres como votantes y representantes electas. (En aquella época, la proporción de mujeres era ligeramente inferior al 10%. Este 10% no se volvió a alcanzar hasta 1983, cuando los Verdes entraron en el Bundestag alemán con un tercio de mujeres entre sus miembros). En 1920/21 y de 1924 a 1930, Lüders fue diputada del Reichstag, donde luchó sobre todo por la igualdad de derechos de la mujer, a veces junto con la diputada del SPD Louise Schröder. Pero también luchó por mejorar la situación de los desempleados y proteger a los jóvenes. La "Ley del Reich para el Bienestar de la Juventud" lleva la firma de Lüder. A través de su trabajo en las comisiones parlamentarias de Derecho y Política Económica, también hizo incursiones en ámbitos claramente masculinos.

Según Lüders, a la mayoría de las diputadas les resultaba muy difícil sacar adelante las cuestiones que les afectaban especialmente sin experiencia parlamentaria, sobre todo porque la mayoría de sus colegas se mostraban demasiado inclinados a desestimar sus reivindicaciones por considerarlas "cosas de mujeres" en comparación con la "gran política". Lüders atribuye a sus muchos años de práctica en el tan denostado movimiento feminista el hecho de que varias mujeres se implicaran en los grupos y comisiones parlamentarios al cabo de un tiempo asombrosamente corto y no se quedaran en meras seguidoras. A la propia Lüders le ayudó su trabajo en diversos campos antes y durante la guerra, durante el cual adquirió una amplia visión del funcionamiento de las autoridades y se acostumbró a trabajar en un círculo de hombres que sólo en contadas ocasiones se mostraban bien dispuestos hacia ella. Como mujer, Lüders tuvo que defender a capa y espada su prometedor puesto en la lista de candidatos. Se quejaba de que no era una "vieja locomotora de maniobras" que se pudiera mover de un lado a otro de las listas. Su influencia se basa en sus raíces en el movimiento feminista. Su red abarcaba desde la BDF hasta la "Asociación de Mujeres Economistas de Alemania", la "Asociación Alemana de Mujeres Académicas" (DAB) y organizaciones internacionales de mujeres.

En 1926 fundó la DAB junto con algunas mujeres de ideas afines. En 1933, la junta directiva dimitió porque ya no se podía frenar la influencia de las tendencias nacionalsocialistas. La organización se disolvió en 1934, pero se restableció en Berlín en 1949 con la participación de Lüders.

La Constitución de Weimar concedía a las mujeres los mismos derechos que a los hombres "en principio", pero esto no significaba que las mujeres fueran iguales a los hombres desde el punto de vista jurídico y práctico. El mayor éxito de Lüders fue la admisión de las mujeres en todas las profesiones jurídicas en 1922, cuando se les concedió el acceso al cargo de juez lego. En 1927, Lüders desempeñó un papel clave en el fin de la supervisión estatal de la prostitución, cuya responsabilidad pasó de la brigada antivicio a las autoridades sanitarias.

Según Lüders, "después de que las mujeres de todos los partidos hubieran insistido inquebrantable y enérgicamente en su voluntad, esta ley demostró que incluso sus colegas masculinos del Reichstag eran incapaces, en última instancia, de resistirse a sus demandas". Lüders fue también una firme defensora de la igualdad de derechos para los niños nacidos fuera del matrimonio y sus madres. Sabía por experiencia propia lo que significaba esta discriminación, ya que el padre de su hijo nacido en 1922, del que se rumoreaba que era el Ministro de Justicia del Reich y su colega de partido Eugen Schiffer, no reconoció su paternidad. Lüders denunció que las funcionarias que eran madres ilegítimas "eran despedidas como 'moralmente inaceptables', en detrimento de la madre y el hijo". Un padre funcionario ilegítimo, sin embargo, era trasladado discretamente".

Cuando la competencia entre sexos en el mercado laboral se intensificó durante la crisis económica mundial de 1929, las mujeres se vieron obligadas a abandonar sus puestos de trabajo como las llamadas "dobles asalariadas". Lüders lo comenta así en su biografía: "Nuestros temores no tardaron en demostrarse demasiado justificados y dieron lugar a encarnizadas batallas en el Parlamento contra la llamada Ordenanza de Despido de Funcionarias, que permitía a las autoridades despedir a las mujeres a cambio de nada si se casaban, a pesar de llevar años de servicio satisfactorio. Todas las diputadas lucharon contra la "compensación" completamente inadecuada de los derechos de pensión de esas funcionarias "reducidas"."

Una de las reivindicaciones incumplidas de Lüders hace cien años fue la reorganización de la profesión de enfermera. Criticó la excesiva jornada laboral del personal de enfermería, que además corría especial riesgo de contagio de enfermedades infecciosas. En 1963 escribió: "Aún hoy, las mujeres siguen luchando juntas por una reforma radical de esta profesión, sobre todo en interés de los enfermos, cuyos cuidados deben sufrir por el exceso de cansancio del personal de enfermería". ¿Tomará una ministra de Sanidad (Elisabeth Schwarzhaupt, del Reino Unido) medidas enérgicas para hacer por fin más atractiva esta profesión?".

Año tras año, Marie-Elisabeth Lüders luchó contra la ideología misógina del movimiento nacionalsocialista. Denunció públicamente en la prensa la reducción de las mujeres a su papel de amas de casa y madres, su supresión de la vida laboral y la negación del derecho a presentarse a las elecciones. Como delegada de organizaciones femeninas, participó en reuniones internacionales y conferencias de desarme en París, Ginebra, Viena y La Haya.

En 1933, los nacionalsocialistas le prohibieron dar conferencias y publicar. Tuvo que soportar varios registros domiciliarios. Su hermano y varios amigos le imploran que se marche al extranjero. Pero ella se niega porque eso le remordería la conciencia. Sin embargo, como temía que le confiscaran todos sus bienes, incluida su casa, transfirió todos sus bienes a su hermana menor. Esto le permitió sobrevivir durante algún tiempo a pesar de la prohibición de su profesión. En 1936 obtuvo permiso para publicar sus notas sobre el trabajo de las mujeres durante la guerra bajo el título "El ejército desconocido - Mujeres luchando por Alemania 1914-19". En 1937 fue detenida por la Gestapo y encarcelada durante cuatro meses, primero en la prisión de Moabit y después en la prisión de la Gestapo de Alexanderplatz, la estación previa al campo de concentración. Fue liberada gracias a las protestas de organizaciones internacionales de mujeres. Después pasó una larga temporada en un sanatorio. Su estancia fue financiada por sus dos amigas Agnes Zahn-Harnack y Dorothee von Velsen.

Bombardeada en Berlín en 1943, Lüders fue evacuada al sur de Alemania en 1944. Según sus propias declaraciones, llevó allí una "vida nómada" durante varios años, cambiando varias veces de lugar y de medio de vida. Se mantuvo a flote dando clases particulares, trabajando como dependienta en una tienda, como esposa de un granjero e incluso como criada de cerdos.

En 1946, Lüders enseñó en la escuela militar estadounidense de Oberammergau durante seis meses. Durante este tiempo, le pidieron que se uniera al comité de desnazificación de una comunidad de la Alta Baviera. Debido a su doctorado, la confundieron con un hombre. Al final, sin embargo, la "burguesía parroquial local" la rechazó, "no sólo porque era prusiana y protestante, sino sobre todo por la 'indigna' imposición de que una mujer juzgara a los hombres".

En 1947, Lüders regresó a su ciudad natal para participar en los comités de mujeres que habían surgido por todo Berlín. Estos comités se habían fijado el objetivo de utilizar sus propios recursos para contrarrestar las inimaginables penurias de la destrozada ciudad. En 1948/49, Lüders se convirtió en concejal de la ciudad como miembro del FDP y, de 1949 a 1951, fue concejala de asuntos sociales.

En 1953, a la edad de setenta y cinco años, Marie-Elisabeth Lüders fue elegida diputada al Bundestag alemán en Bonn por el FDP. Fue reelegida en 1957. Se retiró del Bundestag en 1961. Anunció su retirada al Canciller Federal Konrad Adenauer, dos años mayor que ella, con el ambiguo comentario: "Señor Canciller Federal, a veces hay que saber parar". A la vista de los incidentes antisemitas, advirtió en un discurso pronunciado el 18 de febrero de 1960 que Alemania tenía una responsabilidad especial debido a su terrible pasado y debía reconocer "que un pasado verdaderamente horrible es cualquier cosa menos generalmente superado en nuestro país". Desgraciadamente, su esperanza de que "ésta sea la última, la ultimísima vez que alguno de nosotros se vea en la tesitura de tener que hablar de esto ante esta Cámara" no se materializó en absoluto. El 7 de abril de 1960, pronunció un discurso sobre la Ley del Servicio de Emergencia Obligatorio, en el que se pronunció en contra del reclutamiento forzoso de mujeres para el servicio obligatorio. "Pero parece que a nadie se le ha ocurrido que las mujeres no son hombres y que, por tanto, no pueden ser reclutadas a la primera de cambio (...). Eso no funciona con las mujeres. Especialmente no es posible con aquellas por las que nuestro gobierno siempre documenta públicamente una compasión tan profunda; principalmente no es posible con las mujeres casadas y con hijos. (...) Nosotras (las mujeres del Reino Unido) nunca y nunca somos independientes de otras personas vivas en nuestros pensamientos, sentimientos y acciones; estén o no relacionadas con nosotras."

Durante los dos periodos legislativos, Lüders siguió luchando enérgicamente por la causa de la mujer. En 1949, la igualdad de derechos entre hombres y mujeres (Art. 3, Párr. 2) se incluyó en la Ley Fundamental gracias a Elisabeth Selbert. Se concedió un periodo transitorio hasta el 31 de marzo de 1953 para adaptar las leyes contrarias a la igualdad de derechos (Art. 117, Párr. 1). Lüders luchó contra los intentos de los partidarios de la "subordinación de la mujer ordenada por Dios" en el Bundestag de aplazar en la medida de lo posible los cambios necesarios en el derecho de familia y matrimonial del Código Civil alemán, cuando no derogarlos por completo. Para lograr la plena igualdad, colaboró en la redacción de un proyecto de ley. La Ley de Igualdad de Derechos se aprobó el 18 de junio de 1957, con cuatro años de retraso. Sin embargo, los oponentes habían insistido en que los cónyuges debían llegar a un acuerdo en caso de diferencias de opinión, pero - si no se llegaba a un acuerdo - el marido debía tener la última palabra, el llamado "voto de calidad". Lüders lo impugnó con éxito ante el Tribunal Constitucional Federal. En 1959, el "voto de calidad" fue anulado, principalmente gracias a la jueza del Tribunal Constitucional Federal Erna Scheffler.

Marie-Elisabeth Lüders era considerada una política inteligente, ingeniosa y astuta. El cronista del Tribunal de Bonn Walter Henkels dio fe de sus extraordinarias dotes retóricas: "El coraje y la impresionante confianza en sí misma con que la señora Lüders se enfrenta a los hombres desde el atril son casi siempre actuaciones de bravura. En particular, refuta el absurdo y a veces lamentable dicho de que las mujeres no saben nada de política. Les dice a los hombres de los hombres, a esos supuestos maestros de la creación, lo que piensan con simpático encanto, a veces con mordaz agudeza. Casi siempre consigue éxitos hilarantes". Y en 1955, Die Zeit escribió sobre ella: "La señora Lüders es una de las mejores y (...) más divertidas oradoras de este parlamento. (...) Por eso es preferible verla subir a la tribuna que a muchos otros diputados".

La vida personal de Marie-Elisabeth Lüders la llevó de la prohibición de la actividad política a la jefatura del Parlamento. Un edificio parlamentario del Bundestag alemán, la "Marie-Elisabeth-Lüders-Haus", lleva hoy su nombre en su honor. Sin pioneras como ella, las mujeres no estarían donde están hoy. Creyó que lo aparentemente imposible era posible para las mujeres y luchó por ello. Si hoy las mujeres pueden graduarse en el instituto y estudiar y ejercer la profesión que deseen, si tienen derecho a voto y son iguales, aunque la igualdad real aún no se haya alcanzado, es gracias a mujeres valientes del movimiento feminista como ella.

La propia Lüders escribe en su biografía: "Aquellas mujeres que en su día fueron ridiculizadas y vilipendiadas como 'activistas por los derechos de la mujer', incluso por mujeres, allanaron el camino a las hijas de las vilipendiadas y las que se ríen irreflexivamente". Las mujeres deberían recordar a estas pioneras que forjaron su historia, responsabilizarse de sí mismas e implicarse en política. Y deberían prestar atención a la advertencia de Lüder. Cuando se le preguntó a la octogenaria cómo valoraba la situación de la igualdad de derechos, respondió: "En parte se ha conseguido, en parte no. Si la gente no sigue luchando, volverá a perder lo que tiene".

Los derechos del texto anterior pertenecen a  Haus der FrauenGeschichte Bonn e.V. (Se abre en una nueva pestaña)

• Marie-Elisabeth Lüders: No temas. Vida personal y política de más de 80 años.1878-1962. Colonia 1963.
• Fundación Friedrich Naumann para la Libertad (ed.): Marie-Elisabeth Lüders. Defensora de los derechos humanos. Abril de 2021.
• "Todos somos responsables de todos". Marie-Elisabeth Lüders, el "hombre más fuerte" de los liberales. En: Antje Dertinger: Mujeres de la primera hora. Bonn 1989, pp. 95 a 107.
• Herta Gotthelf: Marie-Elisabeth Lüders en su 80 cumpleaños. 23 de junio de 1958. en: SPD-Pressedienst, P/XIII/137, p. 8. Archiv der sozialen Demokratie.
• Entrevista con la Dra. Elisabeth Lüders, defensora de los derechos de la mujer. 1965. 22 min. WDR televisión. Cómo empecé: Elisabeth Lüders. 1957. 23 min. rbb televisión. https://www.ardmediathek.de/