Lo que hoy se celebra en un divertido estilo carnavalesco con asalto al ayuntamiento, desfile y mítines tiene un trasfondo serio. Las lavanderas y blanqueadoras de Beuel se defendían de las irrazonables cargas físicas y mentales que se les imponían.

Se reunían para tomar un café klatsch, en el que se aplicaban una serie de reglas fijas: las mujeres tenían la obligación de informar sobre los graves delitos de sus maridos contra la paz doméstica y la fidelidad conyugal o sobre sus excesos alcohólicos. Por supuesto, los infractores quedaban excluidos. Las damas querían discutir sus problemas entre ellas, porque así podían desahogar todas sus frustraciones sin ser observadas.

La costumbre de las lavanderas sobrevivió a las distintas épocas políticas, desde la ocupación prusiana al Imperio de Bismarck, la monarquía, la primera democracia y la época nazi hasta la democracia actual, que está indisolublemente unida al nombre de Bonn.

Desde 1958, los Beueler Weiber nombran cada año a una representante de sus propias filas, la Wäscherprinzessin. Apoyada por los Obermöhn y por decididas y aguerridas damas, todos los años se dispone, en la Weiberfastnacht, a asaltar el ayuntamiento de Beuel, defendido por el alcalde de Bonn, el alcalde del distrito y sus representantes. Pero no es ningún secreto que los defensores han fracasado en todas las ocasiones...

Así que al final, la princesa lavandera, la doncella principal y el jecken Wiever y los defensores fracasados se reconcilian en el balcón del ayuntamiento para brindar juntos por la derrota de los hombres... ¡y comienzan los disparates por toda la ciudad!

Encontrará más información interesante sobre el levantamiento de las lavanderas de Beuel  aquí. (Se abre en una nueva pestaña)