El 5 de septiembre de 1962, el entonces Presidente francés Charles de Gaulle pronunció su famoso discurso en la escalinata del Ayuntamiento de Bonn. Ante miles de entusiastas ciudadanos de Bonn, invocó la cooperación franco-alemana con sus palabras "Viva Bonn, viva Alemania, viva la amistad franco-alemana", que se selló oficialmente con la firma del Tratado del Elíseo el 22 de enero de 1963.
La visita de De Gaulle marcó una etapa decisiva en las relaciones franco-alemanas y provocó en Bonn un entusiasmo espontáneo que nadie había previsto. Hermann Kusterer escribió en su libro "El Canciller y el General": "La caravana de automóviles luchaba por abrirse paso entre la multitud, que seguía aumentando minuto a minuto. No sólo la plaza del mercado de Bonn y las calles que desembocan en ella, sino también la calle Am Hof, que bordea el edificio de la universidad hasta Martinsplatz, junto a la catedral, desde donde ni siquiera se puede vislumbrar la escalinata del ayuntamiento donde de Gaulle está a punto de pronunciar su discurso, está llena de una multitud ingobernable, que aclama y grita".
En presencia del Canciller Federal Konrad Adenauer y del Alcalde de Bonn, Dr. Wilhelm Daniels, de Gaulle habló en alemán - sin manuscrito y sin apuntador - tras firmar en el Libro de Oro de la Ciudad de Bonn. En un repaso histórico, caracterizó las relaciones franco-alemanas, que se remontan al año 921, cuando los dos reyes de Franconia Occidental y Oriental, Carlos III y Enrique I, se encontraron en un barco cerca de Bonn para jurar la paz.
El Presidente francés ya había aterrizado en el aeropuerto de Wahn el 4 de septiembre de 1962. Desde allí, se dirigió directamente a la Redoute de Bad Godesberg. Allí, el Presidente francés fue presentado al cuerpo diplomático y firmó el Libro de Oro de Bad Godesberg. Por la noche se celebró un banquete de Estado en el palacio de Brühl, al que asistieron más de 2.000 invitados.
El 5 de septiembre por la mañana, dos horas antes del discurso en la escalinata del ayuntamiento de Bonn, De Gaulle se reúne con el Canciller Adenauer en el Palais Schaumburg. Hablan de la adhesión de Gran Bretaña a la Comunidad Económica Europea y de la cooperación política en Europa. La reconciliación entre los antiguos enemigos, alemanes y franceses, también era importante para De Gaulle. Ese día ya estaba claro que Alemania y Francia se convertirían en las fuerzas motrices de la evolución hacia una Europa unida. Konrad Adenauer dijo entonces: "La espina dorsal de todos los acontecimientos en Europa (...) es la relación franco-alemana". Tras su estancia en Bonn, Charles de Gaulle visitó las ciudades de Colonia, Düsseldorf, Hamburgo y Ludwigsburg.