El cementerio de Roleber es uno de los más recientes y se creó en 1984 en lo que originalmente eran tierras de cultivo. Tiene el carácter de un cementerio de pueblo y está situado a las afueras del pueblo, fuera de la zona residencial. Frente al sencillo y moderno edificio de ladrillo de la funeraria, cerca de la entrada, destaca en contraste una única cruz de piedra del siglo XVIII. Pertenece al jornalero Anton Frings, de quien se dice que cayó por un pozo en Roleber mientras extraía lignito con una jaula de mimbre. La cruz estuvo en pie en la Giersbergstraße hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Cuando un anticuario se interesó por la cruz, un vecino de la Giersbergstraße se la llevó a su casa de Beuel por motivos de seguridad, hasta que finalmente fue erigida en el cementerio "Om Berg".

Con sus sistemas de caminos y grupos de árboles, el cementerio ha sido planificado por los arquitectos Raderschall, Möhrer y Peters de tal manera que las parcelas de enterramiento crean vistas que sirven de puntos de orientación en el cementerio. Además, se crearon puntos de referencia de diseño que se corresponden con las fincas vecinas de Ettenhausen, al oeste, y Heiderhof, al este.